Los días se me
hacen cada vez más pesados, estoy muy preocupado por Kavi, sigue con licencia médica,
no logramos que suba de peso, si no fuera por Damián estaría totalmente
colapsado.
Mientras
esperaba la locomoción para irme a mi casa, de pronto vi a un joven sentado en
la calle, se veía muy abatido, coloco las manos en su cara, al parecer estaba
llorando. Las personas no deberían estar solas, siempre debiera haber alguien que
te pudiera ayudar cuando uno se encuentra mal.
Las personas que
pasaban por ahí veían al muchacho con curiosidad, pero nadie se acercaba para
saber que le pasaba, porque nadie lo conocía, porque era un desconocido… estaba
solo.
La lluvia
comenzó a caer, el joven no se inmuto siguió llorando amargamente.
-Hola.-le dije,
el levanto el rostro sorprendido, tenía los ojos rojos de tanto llorar.-Te
invito un café.-y le ofrecí mi mano para que se levantara.
Ya en la
cafetería, protegidos de la lluvia y el frio, el aroma a café inundaba todo el
lugar. Él era una chico joven, apuesto, y pálido, suaves hondas caían por su
pelo hasta sus hombros.
-¿Cómo te
llamas?-me pregunto, se notaba un poco más tranquilo.
-Alan.
-Gracias Alan
-¿Y tu nombre?-pregunte.
- Me llamo Alex.
-Alan, ¿puedo
preguntarte algo?-me dijo.
-Dime.-me miraba
con curiosidad.
-¿Siempre
rescatas gatitos abandonados en las calles?
-¿A que te
refieres?-pregunte confundido.
-Soy como un
gatito abandonado, hoy ha sido un día muy difícil, vengo del funeral de mi mamá,
era la persona que más amaba y respetaba. Es difícil pensar cómo será la vida
de ahora en adelante.-miro hacia abajo y suspiro profundamente.
-Te doy mis
condolencias, debe ser muy difícil, pero la vida sigue, hoy llora todo lo que
quieras, pero mañana tienes que levantarte
y seguir tu vida, es lo que tu madre espera de ti, que seas fuerte y que
sigas adelante.
-woo, eres un
completo desconocido, y me ayudaste, además me hablas como si fuéramos amigos
de toda una vida.
-Es que me pongo
en tu lugar, yo también amo mucho a mi mamá, sé todo lo que ha hecho por mí, si
ella muriera sé que querría que saliera adelante.-Me miro con los ojos llenos
de lágrimas.
-¿Quieres tener
una mascota?-dijo con
una pequeña sonrisa en sus labios.
-¿De qué hablas?
-De nada, olvídalo…-Dijo
mirando hacia un lado y sonriendo.
-Ya me tengo que
ir, es tarde.-Le dije mientras me levantaba de la silla.
-Me darías tu número
de teléfono, me gustaría seguir en contacto.
-Claro.
Salí del café,
la lluvia caía intensamente. De pronto sonó mi celular, era un mensaje de
texto.
“Eres una persona increíble, nadie
se toma el tiempo
De ayudar a un desconocido y
cambiar su día”
-Las personas no
deberían estar solas.
Texto: Zoru